domingo, 4 de octubre de 2009


Los grandes momentos de la vida son como un despertar. Los grandes momentos de la vida están llenos de sorpresas. Los grandes momentos de la vida están llenos de belleza. Los grandes momentos están llenos de magia, llenos de ternura, de complicidad. Los grandes momentos de la vida están llenos de corazones acelerados, llenos de… interrupciones.
Los momentos importantes están llenos de cosquillas, de sudor en las manos, de ilusiones.
Los grandes momentos de la vida, en general, ocurren más tarde de lo esperado.
Cuando yo era chico me encantaban los guisos de Tina, ella siempre los preparaba a la noche. Yo me ponía re contento porque sentía el olorcito. Pero cuando me sentaba a comer ella me servía otra cosa, y yo le decía “¿y el guiso?”, y ella me respondía “el momento correcto para comer el guiso es mañana”. Pero tenía razón, al día siguiente no sabes lo que era ese guiso, tremendo.
Así aprendí que las cosas buenas hay que saber esperarlas. No hay nada de malo en que las cosas que uno desea lleguen más tarde de lo esperado.
Cuando lo que querés tarda en llegar, el deseo crece, se fortalece. Y ahí tu corazón se prepara para recibir eso que tanto esperás.
Si no estás listo para lo que deseas, es como comer una frutilla verde, es amarga, no la disfrutas.
Hay cosas que llegan más tarde de lo esperado, y eso te da ansiedad, frustración, pero por algo es eso.
Por algo hay cosas que se hacen esperar.
Cuando menos las esperas
, quizá cuando ya renunciaste a alcanzar ese deseo, es cuando la vida, el destino, lo que sea te sorprende. Y esas sorpresas son las que más se disfrutan, las que llegan cuando menos las esperas.
Las cosas buenas llegan tarde, dan trabajo, esfuerzo, dedicación. Cuando uno sabe que lo que viene es bueno, la espera no es una agonía, es una fiesta.
Saber esperar es saber desear. Queremos todo ya, la comida ya, los resultados ya, levantar el tubo del teléfono y que venga un delivery y te traiga la felicidad, ahora.
El deseo se vuelve más fuerte cuando uno se toma el tiempo de desear. Si entre el deseo y la realización no hay tiempo, el deseo se vuelve débil, descartable.
Asique será hoy, mañana, en un tiempo, en el momento exacto, más tarde de lo esperado, pero eso es muy bueno.


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